Esculpir en el tiempo (Andrei Tarkovski)


Highlights


Hace unos quince años, cuando comencé a trabajar en los primeros esbozos de este libro, dudaba sin cesar si aquel esfuerzo valía realmente


Una espectadora, de Gorki, me escribía: «Muchas gracias por su El espejo. Así, exactamente así, fue mi niñez… Pero ¿cómo se ha enterado usted? Un viento idéntico hubo entonces, y una tormenta similar… "Galka, echa al gato" —me grita la abuela… Oscuridad en la habitación… Y también se apagó la lámpara de petróleo, y el alma estaba invadida por la espera de la madre… ¡Qué bien se muestra en su película el despertar de la conciencia del niño! Dios mío, ¡qué verdadero es todo eso!… Realmente no conocemos el rostro de nuestra madre… ¡Y qué sencillo, qué natural! Sabe, cuando en aquella sala oscura miré aquel pedazo de pantalla iluminado por su talento, por primera vez en la vida sentí que no estaba sola».


Quiera Dios que las personas al menos puedan comprender y sentir los impulsos humanos más fundamentales, los propios y los ajenos».


Estuve en un debate sobre cine. Los físicos y los poetas estaban de acuerdo en una cosa: ésta es una película humana, sincera, necesaria, una película por la que tenemos que estar agradecidos. Todo aquel que tomó la palabra en el debate dijo: "Ésta es una película sobre mí mismo"».


Me escribía una trabajadora: «En una semana he ido cuatro veces a ver su película. Y fui al cine no sólo para verla. En realidad lo que quería era vivir una vida real por lo menos unas horas, pasar el tiempo con artistas verdaderos, con personas… Todo lo que me atormenta, lo que me falta, lo que ansío, lo que me enfada y lo que me repugna: todo esto lo vi en su película, como en un espejo. Todo lo que me apesadumbra y lo que me rodea de luz y de calor. Lo que me hace vivir y lo que me destruye. Por primera vez, una película se me antojaba como algo real. Y éste es precisamente el motivo por el que la veo una y otra vez; para vivir por ella y en ella».


Hay obras de las que sólo se le ocurriría hacer una película a quien despreciara por igual el cine y la literatura.


Se avergonzaron porque comprendieron y entonces entraron en el camino del conocimiento mutuo, placentero. Comenzó así un camino que no tendría fin. Es comprensible la tragedia de quienes del feliz desconocimiento fueron lanzados a los hostiles e inaprensibles campos de lo mundano. «Ganarás el pan con el sudor de tu frente…»


Así apareció el hombre, «cima de la creación», sobre la tierra y se hizo dueño de ella. El camino que recorrió desde entonces se suele denominar evolución. Un camino que a la vez es el tormentoso proceso de autoconocimiento del hombre.


Una y otra vez, el hombre se pone en relación con el mundo movido por el atormentador deseo de apropiarse de él, de ponerlo en consonancia con ese su ideal que ha conocido de forma intuitiva. El carácter utópico, irrealizable, de ese deseo es fuente perenne de descontento del hombre y del sufrimiento por la insuficiencia del propio yo.


El arte y la ciencia son, pues, formas de apropiarse del mundo, formas de conocimiento del hombre en camino hacia la «verdad absoluta».


El arte se dirige a todos, con la esperanza de despertar una impresión que ante todo sea sentida, de desencadenar una conmoción emocional y que sea aceptada. No quiere proponer inexorables argumentos racionales a las personas, sino transmitirles una energía espiritual. Y en vez de una base de formación, también en sentido positivista, lo que exige es una experiencia espiritual.


El arte surge y se desarrolla allí donde hay ese ansia eterna, incansable, de lo espiritual, de un ideal que hace que las personas se congreguen en torno al arte.


El artista es un vasallo que tiene que pagar los diezmos por el don que le ha sido concedido casi como un milagro. Pero el hombre moderno no quiere sacrificarse, a pesar de que la verdadera individualidad sólo se alcanza por medio del sacrificio. Nos estamos olvidando de ello y así perdemos también la sensibilidad para nuestra determinación como hombres.


Se puede hablar de la idea de una imagen, expresar su esencia con palabras. Es posible verbalizar, formular un pensamiento, pero esta descripción nunca le hará justicia. Una imagen se puede crear y sentir, aceptar o rechazar, pero no se puede comprender en un sentido racional. La idea de lo infinito no se puede expresar con palabras, ni siquiera se puede describir. Pero el arte proporciona esa posibilidad, hace que lo infinito sea perceptible.


¡Qué difícil es hablar de una gran obra!


Para una recepción así, pura, haría falta una capacidad fuera de lo común para llegar a un juicio original, independiente, «inocente» —por llamarlo de algún modo—; pero el hombre normalmente busca confirmación de la propia opinión en el contexto de ejemplos y fenómenos que ya conoce, por lo que juzga las obras de arte por analogía con sus ideas subjetivas o con experiencias personales.


Lo bello, lo pleno en el arte, la maestría se produce, en mi opinión, cuando ni en las ideas ni en la estética se puede entresacar o destacar algo sin que sufra la totalidad.


«Cuanto más escondidas estén las intenciones del autor, tanto mejor para el arte…»


Buñuel tiene suficiente sensibilidad artística como para no caer en un pathos meramente político, que en mi opinión siempre tiene algo de mentira, cuando en una obra de arte se expresa de modo inmediato. Aun así, la protesta política y social contenida en las películas de Buñuel bastaría para muchos directores de inferior valía.


El artista comienza allí donde en su idea o en la propia película surge una estructura propia e inconfundible, de las imágenes, un sistema de pensamiento propio en relación con el mundo real, sistema que el director deja luego expuesto al juicio del público, al que ha comunicado sus más profundos sueños. Sólo si presenta su propia visión de las cosas, sólo si así se convierte en una especie de filósofo, el director es realmente un artista y la cinematografía, un arte.


¿De qué forma fija el cine el tiempo?


Normalmente, el hombre va al cine por el tiempo perdido, fugado o aún no obtenido. Va al cine buscando experiencia de la vida, porque precisamente el cine amplía, enriquece y profundiza la experiencia fáctica del hombre mucho más que cualquier otro arte; es más, no sólo la enriquece, sino que la extiende considerablemente, por decirlo de algún modo. Aquí, y no en las «estrellas», ni en los temas ya gastados ni en la distracción: aquí reside la verdadera fuerza del cine.


¿Y en qué reside la naturaleza de un arte fílmico propio de un autor? En cierto sentido, se podría decir que es el esculpir el tiempo.


cine ideal para mí es la crónica, que no considero un género cinematográfico, sino un modo de reconstruir la vida.


En ningún caso quiero con ello decir que es necesario perseguir continuamente a una persona determinada. En una pantalla cinematográfica, la lógica del comportamiento de una persona puede verse traspasada a la lógica de hechos y fenómenos radicalmente diferentes (aparentemente secundarios). La persona elegida puede incluso desaparecer completamente de la pantalla y ser sustituida por algo totalmente diferente, si es que hace falta para la idea por la que se rige el autor de la película a la hora de comprender los hechos.


Hemingway In our time),


¿y qué pasa con la confusión, la ambigüedad, la improbabilidad del sueño? A ello contesto que esa «confusión» y «lo indecible» del sueño, para el cine no debe suponer el prescindir de imágenes claramente delineadas. Se trata más bien de una impresión especial, despertada por la lógica del sueño, de combinaciones y contraposiciones desacostumbradas, sorprendentes, pero de elementos altamente reales. Y eso es lo que hay que reflejar con absoluta exactitud en la imagen. El cine, por su naturaleza, está obligado a no desdibujar la realidad, sino a esclarecerla (por cierto, los sueños más interesantes y más terribles son aquellos que se recuerdan hasta en su menor detalle).


Por ello, uno de los objetivos de nuestro trabajo consistió en reconstruir el mundo real del siglo XV para el espectador de hoy de tal manera que ni en el vestuario, ni en la forma de hablar, ni en el ambiente o la arquitectura pudiera encontrar un exotismo de museo. Para poder acceder en este caso a una verdad

Marco Herrera Solar. Last modified: July 03, 2024. Sitio hecho con Franklin.jl y Julia programming language.